¡¡¡Basta ya – Aski da!!!

Mientras la palma de la mano recibe el calor de la taza de café de media mañana o  de media tarde (las de aquellos que puedan permitirse el descanso), aparece ese impulso -tan humano- de compartir venturas y desventuras personales Y del entorno. Las más de las veces, casi siempre,  brotan quejas sobre nuestras condiciones de trabajo: la falta de tiempo, la sobrecarga y el estrés que nunca falta; la penuria de sustituciones, la poca educación sanitaria de mucha gente; nuestra bajada de sueldo y las, subidas de los directivos…

últimamente la situación laboral viene a ser monotema. ¿Por qué? Porque, nunca hasta ahora, se había visto un despotismo tal, (y en este caso muy poco ilustrado) como el que los dirigentes de Osakidetza exhiben para con los sindicatos y en definitiva para con los trabajadores y usuarios que somos quienes en última instancia sufrimos las consecuencias de su mala gestión.
Tras unos minutos de conversación y animados por reconfortantes sorbos de ese café, alguien dice:

!Ya está bien, deberíamos de hacer algo!

Al conjuro, muchos agachan la cabeza o hacen una leve afirmación y cambian de tema; otros lanzan grandes ideas al viento, sin meditarlas, imposibles de ejecutar, ideas que se disuelven como el azucarillo bajo la superficie del café, testigo de nuestra desazón.
Entre vuelta y vuelta de la cucharilla, suele planear otra frase, tan vieja como el mundo, pues se trata de encontrar y designar el chivo expiatorio, el que nos exime de culpa por la inacción y la apatía:

 !Y los sindicatos no hacen nada!, !están conchabados con la Dirección!

 Estas frases demuestran un desconocimiento profundo, tanto de la realidad sindical como del funcionamiento actual de Osakidetza. Nos explicamos: Pese a todo el marco normativo que la rodea y regula, los dirigentes de Osakidetza tienen un amplio margen para  hacer su voluntad. Los sindicatos son el mecanismo que un sistema democrático pone al servicio de los trabajadores para  frenar las tropelías de la Dirección. Para ello existen cauces establecidos por la legislación laboral y administrativa y por los acuerdos de condiciones de trabajo. El problema viene cuando no es así, cuando a la parte sindical se le niegan sus herramientas, cuando no nos dejan medios de defensa ….. entonces es el momento en que todos, sindicatos y  trabajadores, debemos utilizar medidas de fuerza.

Pero, ya con el café un poco más templado, ¿Qué es lo que se puede hacer para que Osakidetza no campe a sus anchas en contra de nuestros derechos? Y la respuesta es: tener unos sindicatos y trabajadores fuertes. ¿y qué hace fuerte a un sindicato? … cuatro pilares fundamentales: la fuerza económica que le dan sus afiliados, la fuerza de la representatividad que le dan sus votantes, la fuerza organizativa de la gente que se implica y colabora, y la fuerza de  movilización que le da la respuesta de los trabajadores a los llamamientos que hace el sindicato. Todo ello se multiplica si el colectivo  (en este caso los médicos) está unido. Sin estas cuatro condiciones poco puede hacer un sindicato para cambiar de rumbo los atropellos de la Dirección.

A pesar de disfrutar del bizcocho que nos mira desde el centro de la mesa, el ambiente no se endulza. La situación actual es de una prepotencia histórica, desconocida hasta ahora en Osakidetza. Han incumplido acuerdos previos y han bloqueado cualquier cauce negociador para los proyectos que están imponiendo: Remodelación de PACs, Programa de crónicos, Guardias conjuntas en hospitales, desmantelamiento de laboratorios,  OSI de Bidasoa con desprecio de derechos de sus trabajadores; desmantelamiento del Banco de Sangre de Gipuzkoa; plan de Pediatría Extrahospitalaria …….  
Los máximos dirigentes de Osakidetza están desaparecidos; basan su gestión en el marketing de los medios de comunicación; las gerencias de hospitales y comarcas hacen de su capa un sayo porque la ausencia de regulación central es clamorosa; la OPE 2008 está inacabada, la Carrera Profesional no se convoca. Para qué hablar de la bajada de  sueldo (la nuestra) que todos conocemos, y la subida (la suya) que se han hecho sus directivos.
Pero el tiempo apremia, ya debe de estar esperando el siguiente paciente, hay que volver al tajo. Con el último sorbo rápido, es hora de decir !!BASTA YA!! – ASKI DA!!. Los sindicatos hemos intentado (hasta la saciedad) utilizar los mecanismos de negociación laboral; la respuesta de Osakidetza ha sido el desprecio y el ninguneo, cuando no el engaño. Es hora de ejercitar la fuerza de la movilización y de demostrar a Osakidetza que no somos corderos dispuestos a obedecer calladamente cada una de sus imposiciones.

Animamos a todos los facultativos a que (sin perjuicio de cumplir escrupulosamente con la labor asistencial a la que nos debemos) empecemos por negarnos  a colaborar más  allá, con una empresa que nos niega el pan y la sal. Desde el SME y la FFHE os instamos a estar atentos a los llamamientos de movilizaciones y a participar en ellas. Demostraremos con ello que, además de ser profesionales, somos personas dispuestas a pelear por aquello de lo  que diariamente nos estamos quejando. La pasividad es una excelente correa de transmisión para la prepotencia e imposición de Osakidetza. Nuestros silencios son la fuerza de la arbitrariedad. Contra esta pasividad, no hay sindicato que pueda luchar.
Los posos del café de la taza vacía que reposa ante nosotros pueden ser nuestro futuro … si lo permitimos.
¿Será el que nos mereceremos?