La prescripción de Enfermería: Tras el fuero siempre está el huevo

 

sobran_medicos Sin entrar en las  vicisitudes de la negociación con el Ministerio de Sanidad que ha sido compleja y tormentosa. Dejando a un lado, pese a su evidente importancia y centralidad, los argumentos conceptuales y jurídicos que separan las posiciones respectivas de la Medicina y la Enfermería, no hay que perder de vista que la actual discusión sobre la prescripción de Enfermería y sus límites, implica, un diferente reparto de la labor asistencial entre ambas profesiones y una  evidente repercusión en la oferta futura de puestos de trabajo. En pocas palabras, detrás de los argumentos están los intereses de una y otra profesión, que, en este caso, resultan antagónicos. Las declaraciones del Presidente Nacional de SATSE revelan, sin disimulo, la realidad de esta tesis.

A los Colegios de Médicos corresponde la defensa argumental y legal de las atribuciones propias del médico: capacidad diagnóstica y dirección terapéutica. Ya lo están haciendo, donde corresponde. A los Sindicatos Médicos nos toca poner en evidencia lo material, la derivada que a nadie gusta mirar de frente pero que a todos importa, y no es otra cosa que el estrechamiento de perspectivas laborales que este conflicto puede suponer para el conjunto de los médicos y en especial para los más jóvenes y para los actuales estudiantes de Medicina, futuros profesionales médicos.

Por tanto, la querella está bien lejos de constituir un mero ejercicio intelectual y, mucho menos, un empecinamiento corporativo por mantener supuestas y trasnochadas prerrogativas, como algunos han llegado a afirmar. Es evidente que a más competencias profesionales corresponden mayores expectativas laborales para la profesión que se adjudica las nuevas funciones.

Hace unos años, los Técnicos Sanitarios (TER, TEAP y TEL) pasaron a desempeñar labores auxiliares en las instalaciones de Radiodiagnóstico, en las salas de  Anatomía Patológica y en los laboratorios de Análisis Clínicos. Estos cometidos eran hasta entonces feudo tradicional de la Enfermería y sus organizaciones profesionales (sindicato y colegio de enfermería) se opusieron firmemente, y con toda lógica, a una reforma que perjudicaba sus intereses. En el caso que nos ocupa ahora, las organizaciones médicas defendemos igualmente nuestro campo, tanto el profesional  como el laboral.

La posición de Osakidetza (y otros Servicios de Salud) es favorable –ahora-  a la posición de la Enfermería y fue contraria en el caso anterior. La explicación es sencilla: la postura de las administraciones sanitarias está dictada, ahora y antes, por su deseo de hacer recortes económicos allí donde puedan. Se trata, una vez más, de sustituir profesionales de mayor nivel académico (más salario) por otros con menor exigencia (menos coste). No es difícil de entender, aunque se esconda tras una espesa cortina argumental.