Las cuentas de la lechera

Hagamos un pequeño repaso a lo que nos está pasando en estos últimos años en Osakidetza. Para ello, nada mejor que hacer unas cuentas de la lechera. Resultan sencillas, pero muy apropiadas para hacernos una idea cabal de lo que estamos soportando.


1) Reducción salarial bruta:

2010: Reducción salarial del 5%:

2011: Congelación salarial:

2012: Reducción salarial del 5% (Paga de Navidad)

2013: Se espera otra congelación salarial

 

2) Inflación acumulada 2010-2013

Alrededor de un 13%

3) Disminución o desaparición de algunas retribuciones variables:

    • Desaparición de Ampliagenda y amplihorario en Atención Primaria.
    • Recorte de módulos de sábados y festivos en Hospitales.
    • Supone un déficit, variable según los casos, que podemos estimar, razonablemente, en una media del 5%

4) Incremento de la presión fiscal

    • Aumento del IVA
    • Aumento de las tasas de IRPF
    • También varí­a en función de los ingresos individuales. Podemos establecer un montante aproximado del 5%

5) Incremento de la jornada anual

Desaparición de dí­as libres (Entre 5 y 11 según los casos)

2 dí­as de vacaciones (de 28 a 26)

3 dí­as moscosos (de 6 a 3)

6 dí­as canosos (de 6 a 0)

Esta disminución de dí­as libres se puede traducir en un 2-4% de reducción salarial equivalente.

Incremento horario de 2,5 horas/semana. Este tiempo equivale a un 7% de reducción salarial.

6) Resumen de pérdidas retributivas por origen de las mismas

Por bajada salarial directa: 15%

Por efecto de la inflación: 13%

Por aumento de la presión fisca: 5%

Por incremento de jornada anual (2,5 h/semana): 7%

Por disminución de dí­as libres: 2-4%

 

Como bien se puede apreciar, las cuentas de la lechera son suficientemente ilustrativas:

En el cuatrienio 2010-13, el valor de nuestro trabajo se habrá desplomado más de un 40%

í¿Quién dice que no hay recortes en Sanidad? Que nos lo cuenten.
í¿Cuánto tiempo más, seguiremos aplastados bajo el fatalismo, sin hacer ni decir nada?
í¿Hasta cuándo nos seguiremos conformando con palmaditas en la espalda, halagos al oí­do de algunos y llamadas a la responsabilidad de nuestra profesión?