Lo que habíamos pronosticado se ha cumplido finalmente: hasta 11 pediatras de Atención Primaria que tienen la puntuación suficiente para acceder a plaza, pueden quedarse sin ella porque los destinos posibles les están vedados a causa del perfil lingüístico.
Esta situación deriva directamente de la aplicación de la Ley de Normalización Lingüística. Esta norma proporciona al PL de Euskera un doble efecto: como requisito para unas plazas y como mérito para todas. Paralelamente, la legislación general de concursos otorga al opositor plena libertad para elegir plaza en función solamente de su orden de lista, con independencia de sus condiciones personales (posesión o no del PL2) y de las características de la plaza (fecha vencida o no).
Nos encontramos, pues, en la práctica, frente a dos oposiciones paralelas: una de ellas (plazas con requisito PL2 vencido) en la que sólo pueden participar los opositores que disponen del citado perfil y una segunda (plazas con PL sin vencer) abierto a todos, donde la posesión del PL proporciona un mérito añadido.
El efecto creado – los 11 opositores excluídos pese a tener puntuación suficiente- es sintomático de una situación que pide reformas de fondo. En efecto; con la legislación lingüística actual se desvirtúa el objetivo que (es de suponer) se pretende lograr mediante el sistema de perfiles, que no es otro que posibilitar una mejor comunicación en áreas geográficas cuya población tiene el euskera como lengua corriente de uso. Sin embargo, la realidad es muy otra, pues el PL se aprovecha, esencialmente, como mérito supletorio para acceder a plazas más «apetecibles», con independencia de la realidad lingüística de la población que tienen asignada.
Esto ocurre al mismo tiempo que padecemos un déficit importantísimo de pediatras, cuando plazas de pediatría están siendo cubiertas por médicos sin la especialidad correspondiente y cuando no se encuentran los pediatras suficientes para atender las necesidades de sustitución de la plantilla estructural. Así llegaremos a la paradoja final: estos mismos pediatras a los que se les niega la plaza en propiedad, terminarán desempeñando destinos de igual naturaleza (eso sí, en situación de interinidad), y a la inmensa mayoría de la población que atiendan le tendrá sin cuidado el idioma que hable el Pediatra en la consulta porque estará mucho más atenta al trato que reciben.