Una vez finalizada la elaboración de los datos, publicamos un pdf con las correspondientes curvas y diagramas de distribución. Publicamos los datos de 29 especialidades, aquellas que reúnen un número suficiente de opositores para que la morfología de las curvas sea significativa; son las siguientes:
Anestesiología
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Aparato Digestivo
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Cardiología
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Cirugía General
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Cuidados Intensivos
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Farmacia Hosp.
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Ginecología
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Hematología
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Med. Interna
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Hospit. a Domicilio
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Médico de Familia
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Nefrología
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Neumología
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Neurología
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Oftalmología
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Oncología Médica
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Oncología Radioterápica
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ORL
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Pediatría AP
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Pediatría Hospitalaria
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Psicología
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Psiquiatría Adultos
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Psiquiatría Infantil
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Radiodiagnóstico
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Rehabilitación
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Reumatología
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Traumatología
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Urgencias Hospitalarias
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Urología
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Entre las 29 curvas, solamente 3 (Medicina de Familia, Pediatría AP y Pediatría Hospitalaria) consiguen desplegar la conocida morfología en campana de Gauss, propia de una distribución normal. Las 26 restantes adoptan formas que, siendo benignos, calificaremos -por el momento- de peculiares. Seguro que algún lector imaginativo les inventará nombres mucho más apropiados; mientras tanto, ahí van los que se nos han ocurrido:
- La Curva en «Campana con jorobas» (Ejemplo Ginecología) que quiere ser Gauss, pero no puede esconder la molesta joroba que le afea.
- La Curva en «Montaña Rusa» (Ejemplo Neumología), pico tras pico que termina mareando.
- La Curva en «Valle de Ordesa» (Ejemplo Cardiología) con dos potentes extremos y un centro desoladoramente deprimido.
Propondremos estos nombres al Consejo Mundial de Matemáticas para que, acompañen al ilustre y hasta ahora solitario Gauss, en el trabajo de describir las múltiples formas que -sabemos a partir de ahora- puede adoptar una distribución estadística «normal».
¿Saldrá algún dirigente de Osakidetza a difundir el descubrimiento y a explicar públicamente las razones de esta peculiar y novedosa excepcionalidad vasca?
Mucho nos tememos que no, porque en realidad estas curvas de exámenes tienen una explicación, mucho más prosaica y evidente para quien quiera verla; esa que todos intuímos; esa que, como en el cuento del traje del rey, todos vemos y nadie se atreve a mencionar en voz alta.
Mención especial merecen los exámenes de Psiquiatría, tanto en versión adultos como en infantil, donde el porcentaje de suspensos ha sido del 88% y 84% respectivamente. Descartada, por absurda, la hipótesis de que el conjunto profesional psiquiátrico sea especialmente obtuso, no queda sino concluir que el examen estaba en un nivel de exigencia fuera de toda lógica. En el campo educativo existe un axioma: cuando en una clase suspenden casi todos, la responsabilidad no está en los alumnos sino en el profesor.