Ya nos lo imaginábamos; nadie en las alturas de Osakidetza o el Departamento de Sanidad ha dicho media palabra sobre la extraña morfología que presentan las curvas de resultados, en los exámenes de muchas especialidades. Más vale no mover las aguas porque huelen mal, mejor dicho, apestan, y pueden manchar. Todavía se recuerda la OPE de 1989, tras la cual, algunos altos dirigentes se vieron delante del Juez, y condenados, por cierto.
Para muestra basta un botón y en esta OPE ha habido bastantes donde elegir. Las puntuaciones que siguen corresponden al primer examen de la especialidad de Medicina Intensiva, que no es el único «raro» ni mucho menos, pero es uno de los que llama poderosamente la atención.
PUNTUACION |
Nº OPOSITORES |
0-9,9 |
11 |
10-19,9 |
14 |
20-29,9 |
5 |
30-39,9 |
0 |
40-49,9 |
0 |
50-59,9 |
0 |
60-69,9 |
0 |
70-79,9 |
2 |
80-89,9 |
5 |
90-99,9 |
5 |
TOTAL |
42 |
APROBADOS |
12 |
|
28,57% |
Según estas cifras, el universo de los intensivistas parece repartirse entre un «pelotón de torpes» que suspenden clamorosamente (no llegan a un 3) y un gran grupo de «alumnos aventajados» que exhiben notables, sobresalientes y hasta alguna matrícula de honor. ¡Qué casualidad! No hay opositores con notas intermedias; parece que todos se han quedado en casa.
No entendemos mucho de números, pero seguro que un estadístico nos diría que la probabilidad de que esta distribución obedezca a las leyes «naturales» es remota. O sea que habría que buscar dónde están los posibles factores «perturbadores» que la puedan explicar.
Continuará…