Carrera Profesional. balance de heridas y heridos

En el Sindicato Médico de Euskadi, llevamos casi dos meses recibiendo a médicos que se sienten maltratados por Osakidetza con su pseudovaloración de Carrera Profesional; enfadados, muy dolidos siempre, hasta deprimidos alguna vez.

Dos meses seguidos de contacto diario con decenas de agraviados, nos han permitido percibir la profundidad de las heridas producidas y la magnitud del desprecio con que Osakidetza ha tratado, a una parte nada despreciable de los médicos del Servicio de Salud.

Ya desde hacía muchos meses –más de dos años- el SME venía denunciando lo que se avecinaba: valoración arbitraria, discrecionalidad absoluta de las gerencias para valorar a su gusto personal, indefinición voluntariamente buscada en las reglas de medir, hospitalocentrismo, contaminación con objetivos de productividad, pisoteo de derechos adquiridos y servicios prestados.

La realidad ha confirmado las peores hipótesis; hemos visto venganzas personales evidentes y desprecios clamorosos; hemos visto cómo se «castigaba» masivamente a los médicos de cupo y zona, y se les condenaba por el simple hecho de serlo. No sé por qué, pero esto recuerda épocas de la historia europea, felizmente pasadas.

Los médicos (no todos) han estado anestesiados, ciegos y sordos; muy pocos   creyeron posible lo que, finalmente, ha sucedido. No es extraño; incluso los que veíamos la carrera que diseñaba Osakidetza y calibrábamos sus consecuencias, hemos comprobado cómo los «efectos secundarios» previsibles, han quedado muy por debajo de la realidad, tal como ha sido percibida y sufrida por los maltratados.

Los médicos hemos estado tan ciegos y sordos que no faltaron quienes hablaron maravillas de esta Carrera Profesional y nos miraron con displicencia cuando explicábamos sus problemas, y la comparábamos con otras –mucho mejores- de Servicios de Salud vecinos.

Ahora parece mentira, ahora nadie reconoce su parte en la paternidad del «niño», pero Osakidetza estuvo a punto de lograr que los médicos hospitalarios apoyasen esta Carrera Profesional infumable; fracasó por escaso margen, porque algunos estuvimos haciendo oposición activa.

Osakidetza cuenta con un aliado; con la tendencia (de la que nadie se libra) a mirar hacia otro lado, cuando los problemas golpean al vecino y –de momento- pasan de largo sin rozarnos. Creemos que nunca nos tocará a nosotros, y lo creemos con machaconería y pertinacia (creemos lo que nos interesa creer) contra todas las evidencias que nos dicen lo contrario

«Cuando las barbas de tu vecino veas pelar.»

¿No va quedando claro que lograr una buena carrera, merece una buena huelga?