Carrera profesional: en la recta final del periodo transitorio

Todavía a estas alturas, tras cuatro años de recorrido, de recorrido (de accidentado recorrido) hay que insistir en aclarar conceptos y deshacer malentendidos. Seguimos oyendo –refiriéndose a la Carrera Profesional- frases tales como: «la carrera no es un premio a la antigüedad», «el café para todos desvirtúa la carrera»… frases estas que aluden a la necesidad de que una Carrera Profesional discrimine entre el trabajo excelente y el mediocre, que premie el interés frente a la desidia y la formación contra el abandono. Por supuesto, todos estamos de acuerdo en esta tesis; !cómo podría ser de otra manera! Los problemas vienen cuando bajamos a la arena y tratamos de definir detalles: ¿qué significa un trabajo bien hecho?, ¿cómo se mide?, ¿quién lo valora? ¿cómo se valoran méritos en puestos de trabajo y circunstancias muy diferentes?. aquí empiezan a diverger las opiniones. Pero, además, (y esto es lo más importante) se pasa por alto que las consideraciones anteriores son válidas para el Periodo Ordinario, es decir, para la carrera en su transcurso normal. Se olvida (o se quiere olvidar) que nos encontramos todavía en el Periodo Transitorio, que, por el momento, se trata de juzgar el pasado, de valorar la totalidad de una vida profesional, y se pasa por alto el «pequeño» detalle de que este juicio es imposible, pues no existen datos registrados y aún si los hubiera, las circunstancias del pasado son tan variopintas y diferentes de las actuales, que imposibilitarían cualquier intento de valoración homogéneo y objetivo.

Bajo estas premisas, la única opción razonable (siempre hablando del Periodo Transitorio) era –y sigue siendo- el acoplamiento en función de los años de servicios prestados. Esta es la opinión mantenida en todo tiempo por el Sindicato Médico, con la oposición de Osakidetza y la incomprensión (y hasta el menosprecio) de algunos sectores de nuestra profesión que no han sabido o querido tener en cuenta las especiales circunstancias que rodean el Periodo Transitorio.

Tras las negociaciones del SME, en el verano del 2007, Osakidetza aceptó aplicar el principio de integración en base a los servicios prestados, pero limitándolo al nivel III, y manteniendo la pseudoevaluación para el nivel IV. Fue, pues, una opción intermedia, que en ningún momento significó que el Sindicato dimitiera de su tesis tradicional, a saber: Durante el Periodo Transitorio, acoplamiento por antigüedad para todos los niveles.

Publicada la asignación de niveles en el BOPV, nos encontramos con lo esperable; con el escepticismo generalizado y con el repudio generalizado a unos resultados en cuya objetividad nadie cree porque se derivan de una evaluación ficticia y desigual. Y lo que es más importante, nos encontramos, con heridas abiertas por agravios comparativos.